La educación está marcada por el signo del cambio. En el caso específico de nuestro país y de nuestra entidad, está experimentando profundas transformaciones que sólo pueden ser abordadas con la participación reflexiva y dinámica de los profesores y a través de mecanismos de comunicación que hagan posible el contacto directo, propositivo y fructífero entre los maestros.
Es este contexto en el que Educar inaugura, con el presente número, una nueva época editorial. Creemos que este reencuentro con nuestros lectores representa, a la vez, una voluntad de continuidad y un esfuerzo de renovación. La continuidad parte de reconocer que existe una necesidad objetiva y cada vez más evidente, por parte del profesorado jalisciense, de instrumentos de comunicación que promuevan el intercambio de experiencias y la apertura a nuevas posibilidades teóricas
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