Si bien hasta hace no mucho tiempo en América Latina la importancia de utilizar la lengua materna de los educandos vernáculohablantes como vehículo de educación era aceptada, a lo más, de manera todavía axiomática, apelando sobre todo a consideraciones de índole teórica, ética, moral y política, afortunadamente ahora se cuenta con resultados de investigación empírica que refuerzan estos principios, principalmente cuando se trata de niños pertenecientes a grupos sociales y étnicos subordinados y minorizados, como es el caso de un gran número de alumnos latinoamericanos de habla vernácula.
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