Los actuales paradigmas educativos no suelen encontrar demasiado lugar dentro del quehacer áulico y a lo sumo se los fuerza dentro de abordajes tradicionales quedando su espíritu totalmente desvirtuado. En una sociedad globalizada en permanente cambio, la personalidad de los estudiantes requiere otro tipo de enfoques que nos obliga a repensar el proceso educativo.
Propongo aquí una metodología para la enseñanza de la química de polímeros que fomenta el pensamiento crítico y un espíritu autónomo y creativo mediante el uso sinérgico de tecnologías educativas. Se emplean fotos familiares pertenecientes a distintas épocas, episodios de la película “Titanic”, la narración de la biografía de Coco Chanel encarada como mito, junto con experiencias tradicionales de demostración de fabricación de polímeros, experimentos individuales, el uso de modelos clásicos de bola y bastón y la confección de mapas conceptuales. Contempla los diferentes niveles preferenciales de percepción, es de carácter multisensorial y desde el trabajo en pequeños grupos, alienta valores que promueven una cultura de paz atendiendo la escalada de violencia actual registrada en la sociedad actual. Al legitimizar diferencias culturales combate los efectos alienantes de una sociedad globalizada.
Esta dinámica se ha aplicado durante los tres últimos años sobre un total de 240 alumnos en un colegio de la Zona Norte de Buenos Aires con resultados francamente positivos confirmados con resultados de exámenes externos y encuestas sucesivas.
El modelo puede ser replicado en su totalidad o por etapas atendiendo las características propias de la institución y el perfil de alumnos y docente, siendo susceptible de ser adaptado a diferentes niveles. Su carácter interdisciplinario facilita el trabajo con docentes de otras áreas y la consideración de contenidos transversales. Defendiendo un alto nivel para los contenidos específicos da espacio a las “voces” de los alumnos manteniendo su interés y compromiso con el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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