Digamos desde el principio, que todo diseño curricular deberá estar fundamentado en unas bases psicológicas, sociológicas y epistemológicas que garanticen, en la medida de lo posible, el desarrollo de un proceso óptimo de enseñanza-aprendizaje. Para el caso específico de la formación ocupacional, los profesores Ferrández (1986) y Pont (1992) ilustran esta consideración previa del modo que vemos en la figura nº 1. Por lo tanto, toda valoración previa de medidas o estrategias utilizadas en contextos de formación ocupacional deberá de tener presente como criterios a todos aquellos conocimientos teóricos y prácticos que ofrecen fundamentación a cualquier modelo curricular de este ámbito formativo.
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