Constantemente se está hablando que vivimos en la sociedad de la información y comunicación, sociedad en la cual los medios comunicación de masas influyen y determinan los modelos y perámetros culturales y sociales. Como recientemente ha apuntado Wolf (1994) en su libro sobre los efectos sociales de los media, independientemente del alcance cuantitativo que queramos concederle la realidad es que no podemos negar su influencia cualitativa a largo plazo en la configuración de un modelo marcosocial.
Estos efectos ya los analizamos nosotros en otro trabajo (Cabero y Loscertales, 1995), por ello digamos aquí solamente que entre los más significativos podríamos señalar: factor de información y estimulación; fuente de socialización; proyección y descarga de emociones y sentimientos tóxicos; creación y confirmación de sueños, deseos y fantasías; creación de estereotipos; y elaboración de hábitos de vida específicas.
Sin lugar a dudas dos de los medios de comunicación social más significativos en nuestra cultura occidental son la prensa y la televisión. Y en ellos son precisamente en los que nos hemos centrados en el estudio en desarrollo que estamos llevando a cabo en los Grupos de "Investigación Didáctica" y "Comunicación y Rol Docente" de la Universidad de Sevilla. Estudio respecto al cual en el trabajo ya anteriormente mencionado (Cabero y Loscertales, 1995) expusimos las bases conceptuales en las que nos apoyamos y a él remitimos al lector para no redundar sobre el tema.
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