A partir de los conceptos de liberalismo y democracia, entendidos desde la teoría política, se hace una revisión de la gestión educativa que las diversas administraciones están llevando a cabo, cuestionándose si dicha política educativa no obedece, en realidad, a una estrategia de control, no sólo en ese terreno, sino al social en general. Así, se defiende que los intentos ‑o realidades‑ de privatizar la enseñanza se corresponden con una política global de desmantelamiento del Estado, y que el lenguaje democrático que se usa puede ser un modo de pretender "desescolarizamos política, física y, sobre todo, mentalmente".
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