Después de constatar la coyuntura de crisis por la que atraviesa el sistema de la formación permanente en España, y de advertir contra el riesgo de desmantelamiento, el autor pasa a analizar la separación que se viene produciendo entre los discursos de la formación y del asesoramiento, para hacerlos confluir en un proceso de intervención para la "diseminación" del conocimiento y la experiencia, y en un espacio de encuentro entre teoría y práctica, formadores y docentes.
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