En el presente artículo se pretenden analizar los condicionantes que impiden, en la actualidad, que la escuela responda al nuevo perfil que demanda la sociedad y que se plasma en el nuevo marco legal (LOGSE) que se concreta en una escuela democrática y participativa en cuyo seno se pueda ejercer una autonomía pedagógica y organizativa real, la misma que hemos venido demandando secularmente muchos docentes a través, entre otros, de los movimientos de renovación pedagógica. Este análisis intenta alejarse de aquellos planteamientos simplistas y paralizantes que niegan la bondad de la teoría y de cualquier diseño teórico cuando éstos no tienen una traducción inmediata en la práctica debido a los múltiples condicionantes de la misma. Identificar convenientemente tales condicionantes como paso previo para intentar minimizarlos después, es la intención que persigue el presente artículo. Para una mayor claridad expositiva se han clasificado dichos condicionantes en tres categorías: a) Barreras comunicativas que impiden una escuela democrática, b) Dificultades de una práctica educativa autónoma, y c) Impedimentos estructurales de la escuela para desarrollar la comunicación y la coordinación.
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