En ocasiones, los periodistas parecen perder la objetividad y se rebelan ante situaciones de escándalo: demuestran que también son humanos, frente a otros que aluden a una mal entendida profesionalidad para actuar como máquinas. A partir de esos presupuestos, el autor habla de lo que denomina 'el fenómeno comunicativo de la solidaridad informativa', observado tras los sucesos de Tianamen y manifestado de nuevo, de forma constante, tras los hechos criminales de Argelia y Chiapas.
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