El deporte y la práctica físicodeportiva puede ser una actividad liberadora de tensión si es adecuadamente canalizada. Por el contrario, si se somete a los modelos y patrones que reflejan nuestra sociedad y las estructuras profesionalizadas del mismo deporte, puede resultar una fuente de actitudes de insolidaridad, hostilidad y desprecio hacia los menos dotados e incapaces.
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