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Tradicionalmente la enseñanza del Solfeo y Teoría de la Música se dirige al conocimiento de unos signos musicales para llegar a leer y escribir Música con soltura. Actualmente, en la mayoría de los centros, el cambio de nombre por “Lenguaje Musical” no ha ido paralelo, a la modificación de objetivos y contenidos que se esperaba. Como todo lenguaje hace referencia a la capacidad de comunicación, es decir, hablar, leer y escribir con comprensión. Para conseguir este objetivo la metodología que se propone es la IMPROVISACIÓN o desarrollo integral de la creatividad, que consiste en conocer mediante el análisis todos los elementos y estructuras del Lenguaje Musical de todos los sistemas, y llevarlos a la practica de forma consciente. La Improvisación es el centro de toda actividad musical, no es un simple apartado de una clase.
Tradicionalmente la enseñanza del Solfeo y Teoría de la Música se ha centrado en conocer unos signos musicales (figuras, notas, silencios, matices, claves, etc.) para poder leer y escribir Música. Algunos han llegado a leer a gran velocidad y más o menos a cantar lecciones con cambios de claves e interválica “difícil”, además de escuchar sonidos y poder reproducirlos por escrito en su justa altura y duración. Un alumno bien preparado solfísticamente puede leer cualquier partitura, pero ¿llega a comprenderla?, ¿tocará algo sin partitura?, ¿cantará alguna melodía propia?, ¿disfrutará escuchando y haciendo Música?
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