Dos alumnos de la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Barcelona reflexionan sobre las diferentes vicisitudes encontradas a lo largo del curso en las clases de Didáctica General.
Dicen que no se debe hablar de lo que no se sabe, y es por esto por lo que nuestra experiencia colaborativa no estriba ir más allá de lo que nuestra vida nos ha ofrecido, ser aprendices. Señalado nuestro punto de vista, debemos contextualizar la experiencia, o lo que es lo mismo situar al lector en el espacio y el tiempo del cual partimos, ya que si no difícilmente podría ser éste capaz de comprender los cambios y procesos que dicha experiencia nos ha suscitado, lo cual no nos permitiría conseguir el objetivo fundamental del artículo.
Cabe antes aclarar un primer punto. Dicha experiencia es considerada como tal porque es fruto de la reflexión de lo que sucedió (o creemos que sucedió) en las clases de Didáctica General de Magisterio con la profesora Virginia Ferrer, hasta la actualidad. Tal colaboración ha tomado diferentes formas y diferentes significados, la interpretación de los cuales será el objeto de nuestro trabajo.
Un primer significado destacable, asociado a una forma concreta, se encuentra en el aula y en las clases. Dicho significado queda situado en el periodo de tiempo en el que mantuvimos una relación docente discente. Por las características de la relación, esta no fue normal ya que rompió los esquemas de nuestro concepto de educación, interiorizados a lo largo de todo nuestro proceso de escolarización.
Las clases fueron negociadas mediante un “Contrato Pedagógico'; en el cual quedaban explicitadas las intenciones de la materia, así como los aspectos fundamentales de la evaluación. Dicha situación legitimaba lo que posteriormente sucedería o, dicho de otra forma, establecía las reglas del juego en el que participaríamos. La dinámica de las clases se organizaba entorno al debate crítico en el aula, y así, partiendo de unas lecturas seleccionadas y sometidas a reflexión mediante nuestra experiencia era ésta la que realmente se sometía a debate. Esto englobaba dos ámbitos fundamentales de aprendizaje, uno en cuanto a las técnicas de debate (discusión y análisis crítico) y el otro, quizá más oculto en nosotros mismos, en la mediación que se llevaba a cabo de nuestra experiencia.
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