La competencia lingüística juega un papel fundamental a la hora de formar relaciones interpersonales, especialmente la de tipo pragmático (Farmer y Oliver, 2005). En este sentido, aquellos niños con mayores dificultades lingüísticas suelen ser menos preferidos por sus compañeros (Fujiki, Brinton, Hart, y Fitzgerald, 1999). En la literatura, los niños y niñas con Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) aparecen como sujetos rechazados (McCabe y Meller, 2004) o bien ignorados por sus iguales (Guralnick, Connor, Hammond, Gottman y Kinnish, 1996). Sin embargo, se ha demostrado que las dificultades predominantemente expresivas no conllevan dificultades sociales con la edad, mientras sí aquellas más complejas relacionadas con la pragmática y la cognición social (Botting y Conti-Ramsden, 2000). En el presente trabajo llevamos a cabo un informe-estudio longitudinal de tres casos de niños/as con TEL en los que su evolución pragmática, positiva o negativa, entre los dos periodos evaluados, influye en la estabilidad o cambio del estatus social que poseen estos niños/as dentro de su grupo-aula. Mejorar el componente pragmático conlleva una mejora en la interacción social del niño/a con sus iguales, por lo que se plantea la necesidad de intervención en casos de niños/as con TEL en aspectos pragmáticos de la lengua, donde puedan adquirir pautas de actuación social en diversas situaciones comunicativas que posibiliten la práctica de las habilidades mentalistas. De esta manera mejoraría la calidad de sus relaciones sociales, influyendo positivamente en su estatus sociométrico.
|