Pretendemos indagar si la “integración cultural” proclamada en el discurso educativo es un “problema” del alumnado “inmigrante”, como manifiesta buena parte de las comunidades educativas “nativas” o, más bien, es un problema del modelo social, político y económico en el que están insertan. Si el miedo a la destrucción del relativo “estado de bienestar” europeo fomenta discursos y prácticas que convierten al inmigrante en chivo expiatorio. Si es posible construir una sociedad mestiza como se proclama en los discursos públicos en una sociedad que está consolidando un “muro defensivo” estructural, mental, social, económico, político y legal frente a la diferencia.
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