El presente artículo tiene como interés primordial llevar al lector a hacerse una auto- reflexión y en su defecto una meta-reflexión sobre sus prácticas de pedagogía social desarrolladas en la cotidianidad de la escuela, desde la perspectiva de vivencia y convivencia escolar.
La armonía en la escuela no se puede seguir admitiendo en términos de normas legales, sino más bien desde términos que impliquen formación humana integral, es decir, desde la acción y la actuación pedagógica. A manera de símil se diría que el maestro/a de la presente era está llamado a emular al fiel amigo de Ulises, Mentor, quien como excelente pedagogo sirvió de guía al hijo del héroe de Itaca, mientras éste combatía en Troya. Por lo tanto cada maestro/a con su sabiduría y experiencia, se empodera del contexto cultural y curricular donde se halla inmerso en su quehacer; para asumir con todo rigor el compromiso y la confianza que la familia y la sociedad le han depositado, en el afán de formar una nueva generación de seres humanos capaces de vivir y convivir en el placer de estar juntos.
|