La Reforma Escolar ha explicitado unos contenidos (las actitudes, los valores y las normas) que en el mejor de los casos están presentes en los planteamientos pedagógicos de los profesores, pero que a menudo se encuentran de manera implícita, formando parte del llamado currículum oculto. Unos contenidos que se exigen, pero que no se enseñan...
¿Se pueden aprender estos valores? ¿Cómo? ¿Se pueden enseñar? ¿De que forma? la herencia pedagógica que arrastramos en torno a los valores morales en el discurso redundante del profesor y una actitud de exigencia. frente a ello, debemos encontrar nuevas formas de intervención, basadas en un concepto constructivo de la educación.
Precisamente este artículo tratará de una experiencia de enseñanza‑aprendizaje relacionada con los valores morales. Mi intención, sin embargo, es superar lo estrictamente personal y apuntar algunos planteamientos que hagan ver la posibilidad de tratar estos temas en el marco de la comunidad escolar.
Porque no hay duda que la necesidad de la educación en los valores siempre ha preocupado a la sociedad y porque la comunidad escolar necesita tratarlos, aunque se encuentre con verdaderos problemas para programarlos, aplicarlos y evaluarlos.
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