partir de varios estudios de casos en aulas de primaria el autor, al estudiar la participación del alumnado, comprueba la diferencia entre los discursos verbalizados, las funciones que cumplen estos y las variadas prácticas de participación, intentando ampliar el concepto a mecanismos de resistencia y dándole significado a actividades como silencios, gritos o alborotos. Propone, finalmente, algunas ideas para desarrollar la participación por la vía de la negociación en el aula.
Uno de nuestros grandes problemas al intentar estudiar nuestra realidad cotidiana escolar es contar con diferentes versiones, datos o explicaciones de lo que acontece en la clase para, a partir de ellos, indagar en los hechos que se nos presentan sólo explicados, a veces, por el sentido común del profesor que lleva la clase. No nos debe extrañar que las explicaciones sean insuficientes, toquen techo enseguida y no produzcan una comprensión avanzada. El estudio de los procesos de participación requiere romper el muro que nos separa de la escuela, divide las aulas y nos incomunica a profesores, investigadores, padres y alumnado. La sala de clase termina siendo propiedad irrenunciable del profesor/a que está en ella permitiendo que la realidad que acontece sólo sea historiada desde quien tiene formalmente el poder de organizar las actividades escolares.
Nuestra investigación ha sido posible gracias al sentido colectivo del trabajo de enseñar que han mantenido los profesores/as de un centro escolar público y al compromiso común, entre los que hemos intervenido, de comprender las actividades escolares para poder mejorarlas.
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