La enseñanza actual de las matemáticas en la escuela obligatoria es bien distinta de la que conocíamos hace unos años. Basta con recordar la escuela de los años sesenta –por entonces se hablaba sólo de “cálculo” o de “aritmética”-, o a los setenta de aquel impacto de la matemática conjuntista. A lo largo de los ochenta vivimos un proceso de adecuación al contexto internacional en cuanto a contenidos, materiales y técnicas. Y en los noventa (LOGSE, 3 –10-90) bajo el paraguas del constructivismo y la filosofía de la diversidad, hemos evolucionado hacia unas perspectivas bien diferenciadas.
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