LA ESCUELA y LOS PADRES
Los padres de nuestros alumnos y alumnas, cada vez más ocupados en sus obligaciones profesionales o domésticas y en sus actividades de ocio (televisión, deportes, compra...) descargan la mayor parte de sus preocupaciones educativas sobre la escuela que comparte esta tarea conjuntamente con las instituciones o servicios que se encargan de las actividades extraescolares de los jóvenes. Queda, por tanto, la escolaridad relegada a un servicio público en el que la escuela cumple una función de un aparcamiento de menores donde dejar a los hijos en el período comprendido entre la infancia y el inicio de su vida profesional, para que no anden ociosos por la ciudad expuestos a los peligros de la calle (tráfico, drogas, delincuencia...).
Los padres, que son una pieza básica en la educación de sus hijos por cuanto con su actitud pueden frenar o potenciar los procesos de aprendizaje de éstos (juegan un papel conservador frente a las innovaciones didácticas por el miedo a que sus hijos, pese a que hagan muchas cosas, y muy bonitas -dibujos, periódicos, cuentos. investigaciones, experimentos, no aprendan, en realidad, lo que tienen que aprender) viven, en la actualidad, una situación de ruptura respecto a la función educadora de la escuela por varias razones:
1º Su escasa tradición y formación participativa en la vida pública en general.
2°. Las escasas vías de participación real que encuentran en la estructura escolar, generalmente cerrada a todo lo que provenga del exterior (padres, comunidad, entorno, avances científicos...).
3°. La actitud reticente del profesorado que se muestra celoso de su poder de especialista, que atiende a sus hijos en un tiempo y en un espacio específico como es el escolar, para no tener que dar explicaciones que justifiquen su práctica docente.
4°. Su anterior experiencia escolar que les hace mirar la labor educadora de la escuela con escepticismo y desconfianza.
Es fundamental la participación activa de los padres en la gestión y administración de los centros educativos donde asisten sus hijos para superar la disociación entre la educación familiar y la educación escolar, y la ruptura escuela/padres-madres y escuela/entorno.
Esta participación deberá de apoyarse en una actitud abierta. dialogante y cooperativa del profesorado y en la legislación, por parte de las administración, de las medidas oportunas que permitan la real participación de l@s padres y madres en la gestión de los centros. Tales medidas podrían sintetizarse de esta manera:
· Creando las estructuras organizativas que permitan la real participación de l@s padres y madres en las labores de gestión y administración de la escuela.
· lncentivando en el profesorado las actitudes de diálogo y colaboración con l@s padres y madres.
· Vertebrando la participación en la sociedad civil.
· Potenciando con medios económicos, humanos (asesores, psicólogos, animadores, asistentes sociales...) y materiales (locales, infraestructura...) a la Asociaciones de Padres y Madres para que éstas tengan una incidencia real en la vida escolar.
· Creando un permiso laboral-especial que será concedido por parte de las empresas a los padres o madres representantes para poder asistir a las reuniones del Consejo Escolar u otro órgano de gestión que se celebren en horario laboral, y cuando la escuela reclame su asistencia para cualquier otra función educativa (una charla, una conferencia, dirigir una experiencia...).
· Diseñando unos currículos abiertos y dotando a los Centros de la autonomía y medios necesarios que permita a cada comunidad educativa diseñar su Proyecto de Centro en función de sus necesidades reales como comunidad.
Resumiendo, la participación de los padres en la vida escolar es muy importante para abrir la escuela al entorno y para no crear contradicciones en nuestros alumnos y alumnas.
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