En este artículo invita a considerar la diversidad lingüística global y local como una riqueza en peligro que puede ser empleada en tanto que recurso práctico para trabajar en el área de lengua.
Para ello, se propone incorporar a las actividades de clase la heterogeneidad de los recursos lingüísticos, y el trabajo de reflexión lingüística, de contraste entre lenguas, así como de formación inicial en el oficio de lingüista.
La incorporación del capital lingüístico y de las competencias en lenguas de las personas inmigradas ofrece a las clases elementos que contextualizan la propuesta y la dotan del sentido social necesario para una educación lingüística integral y crítica.
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