Crear y consolidar una revista científica no es tarea fácil, sobre todo si ésta surge de una asociación no gubernamental y no lucrativa. Ni siquiera en este mal llamado «primer mundo» el apoyo institucional es firme para proyectos de reflexión sobre la convulsiva sociedad en que vivimos. Aún así en 1993 nacía la revista «COMUNICAR» como una aventura de un grupo de profesores y periodistas, que un lustro antes se habían puesto en marcha para trabajar desinteresadamente por la educación en los medios de comunicación.
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