La prensa independiente no está en expansión. Las publicaciones comerciales no crecen. Cada día aparecen boletines informativos nuevos, temáticos, especializados, generalmente vinculados a instituciones o entidades privadas o públicas, pero distribuidos gratuitamente, en circuitos no comerciales, entre asociados, afiliados, clientes de una firma. Aumentan los órganos oficiales de expresión, pero no las publicaciones independientes. Lo cual significa que aumenta el volumen de periodismo pagado antes de ser escrito, no después, como era el caso de los periódicos o revistas de venta al número.
Aunque a este argumento se le podría oponer otro que en parte lo desmontaría: lo determinante no es si se paga lo escrito antes o después de ser escrito, sino hasta qué punto el pago dicta o no dicta el contenido y el enfoque de lo escrito.
En cualquier caso, tal interrogación en forma de paradoja, a pesar de que resulta altamente provocadora, no constituye el tema de nuestro diserto, así que la dejaremos ahí extendida en el zaguán de nuestra reflexión y pasaremos a enfocar el pivote de este artículo: cómo se configura la dinámica informativa del periodismo de encargo pagado por una fuente política, sindical o institucional para operar en un entorno local.
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