La solidaridad se nos presenta como un fenómeno con dos caras: por un lado, es un bien de consumo en la medida en que los medios de comunicación la producen y facilitan su desarrollo; nos acercan realidades lejanas y visualizan problemas próximos que despiertan en nosotros la necesidad de hacer algo por paliar dichas situaciones; y alientan nuestra indignación que a veces se transmuta en acción.
|