Después de realizar un breve, pero incisivo recorrido por la trayectoria que ha seguido la escuela en los últimos sesenta años, haciendo hincapié en las cambiantes funciones sociales de la misma y en el distinto rol que ha ido desempeñando el profesorado, el autor centra su análisis en las tres funciones de la escuela actual: acogida y custodia, educar en valores democráticos y transmisión de conocimientos validados. De la buena armonía del desarrollo de estas tres funciones concluye el autor, es donde se confiere al profesorado un papel social significativo y preeminente.
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