En la tradición escolar se ha logrado instalar la idea, el convencimiento, de que la práctica del juego es un buen instrumento metodológico en manos del maestro para conseguir que sus alumnos aprendan ciertos contenidos previstos, pero de modo menos tedioso que mediante la monótona y repetitiva diaria del esquema metodológico de explicacion-ejercicios. Y quien aun no está convencido de ello acaba por estarlo si se atreve a practicar juegos como el que vamos a comentar.
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