El proceso de digitalización del conjunto de las industrias culturales está en plena
ebullición. Una parte importante del complejo audiovisual ya ha sido alcanzado por este
proceso, como se puede verificar en la industria televisiva, el primer dispositivo afectado
por la digitalización tanto de las imágenes como de los sonidos.
En este sentido, durante las últimas décadas hemos asistido a una batalla de intereses contrapuestos entre las empresas y los gobiernos de Japón, Estados Unidos y Europa por la imposición de un estándar a nivel mundial para la emisión de imágenes de la
televisón digital. Batalla que, de alguna manera, se ha saldado con el desarrollo y la
utilización de diferentes sistemas 2 en distintos países. Hoy, ya encontramos en las
principales ciudades del mundo la presencia de la televisión digital en sus versiones para
satélite, vínculo físico -que llega a los hogares a través de los sistemas de distribución por cable coaxial o fibra óptica-, y, finalmente, hertziana.
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