Todos, de una forma u otra, vivimos en un presente incierto y confuso. Tanto los colectivos de ancianos como los adultos de mediana edad como los adolescentes y jóvenes. Mis abuelos no saben lo que es Internet ni creo que lo puedan entender. Mis hijos no saben vivir sin pulsar botones de una máquina. Entre unos y otros media solamente el espacio de siete décadas, pero parece que habitan en planetas distintos. Por esta, junto a otras razones, ha surgido este libro.
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