La comunicología contemporánea, como todas las ciencias del hombre, está sujeta a los caprichos de la moda. De repente se ponen en boga frases que por unos instantes ocupan el centro de la pasarela. En los últimos años ha habido un notable brote de retórica y de slogans sobre las colectividades culturales. Nacen de aspiraciones políticas basadas en los supuestos problemas de estas comunidades imaginarias. Y como tales, representan un cómodo recurso intelectual, funcionando más como símbolos que como instrumentos de análisis conceptual.
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