Al autor ha reformulado recientemente la cuestión de la innovación tecnológica en las empresas ‑entendida como el proceso y el conjunto de cambios que se producen por causa de una tecnología‑ como un problema de gestión de complejidad sociotécnica (1, cáps 13 a 16), (2). Entre otros puntos, su enfoque pone de manifiesto que un obstáculo considerable para la innovación tecnológica es la propia tecnología (todo el universo tecnológico de la información en nuestro caso), tanto por su intrínseca complejidad como por la complejidad del campo de relaciones que crea con el sistema humano. Es esta última complejidad la que nos interesa fundamentalmente en este artículo.
Los niveles del sistema humano implicados son diversos, pero en una empresa es útil, a efectos conceptuales, concretarlos en dos: la organización y el individuo. En el primero identificamos especialmente al conjunto, mejor o peor articulado, de todos los factores que definen, deciden y controlan qué y cuánta tecnología y su para qué, su cómo y su cuándo en el ámbito de la empresa. Con el nivel individuo denotamos a cada uno de los componentes humanos de la organización. El triángulo de relaciones formado por la conexión de estos tres vértices ‑organización, individuo y tecnología delimita el campo de complejidad antes mencionado, donde se desarrolla la parte más importante del proceso de innovación tecnológica de la empresa.
Inicialmente, el enfoque triangular sirve para focalizar macroscópicamente la atención sobre aspectos cruciales. Después, si se concentra el análisis en desvelar los detalles internos, aquél nos revela que, puesto que el vértice individuo simboliza a todos los individuos de la empresa, el triángulo contiene otros tantos triángulos interconectados (formal e informalmente) que representan los dominios donde se desarrollan diferentes microprocesos personales de innovación tecnológica. El proceso de innovación tecnológica en cada empresa es la resultante de la interacción de múltiples microprocesos de innovación tecnológica en un marco concreto de organización y tecnología. Con ello llegamos a la conclusión de que la clave final del éxito del proceso se esconde en el desarrollo de tales microprocesos.
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