No hacen tantos años que se ha empezado a pensar y trabajar en el asesoramiento en la enseñanza o en el apoyo en la escuela y se echó principalmente recurriendo a modelos de imágenes tomados de otros campos profesionales que, más anticipación siempre ocupado por adaptar esta labor a su contexto. Tanto los profesionales que se ocupan de esta labor, asesores o agentes de apoyo, como los que participan en ella, profesores y centros educativos, se ven en la obligación de abordar modos de desarrollo de esta práctica aplicando comprensiones y rutinas procedentes de experiencias no específicamente ligadas al asesoramiento. Esta forma de actuar y es natural pero corremos el riesgo de desvirtuar la labor de asesoramiento si no nos tomamos la molestia de indagar en su peculiaridad. Clarificar la especificidad del asesoramiento en la enseñanza parece por tanto imprescindible
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