Este trabajo cuestiona la visión restringida de la educación, visión que contempla los diversos problemas sociales como responsabilidad directa y exclusiva del sistema educativo formal. En contraposición, el autor plantea que la educación, en sentido amplio, es una responsabilidad compartida por el conjunto de agentes que ejercen una influencia educativa, por lo que son necesarias: 1) la apertura de un proceso de reflexión y debate público y colectivo que conduzca a un nuevo contrato social por la educación, y 2) la definición de políticas y planes que hagan posible dicho contrato y lo concreten en líneas de acción en el entorno comunitario inmediato.
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