Más allá de las dificultades conceptuales, la sociología de las telecomunicaciones es aún una rama en desarrollo. Destacan teorías y líneas de investigación que marcan el camino.
El presente artículo arranca de una notable y bien conocida dificultad conceptual, pues es cada vez más difícil deslindar el campo de las telecomunicaciones, stricto sensu, de otros campos hermanos que han entrado a formar parte de las tecnologías actuales para la información y comunicación (TAIC). Pues, efectivamente, y a fuerza de ser ideas hiperconocidas para el público al que este artículo va dirigido, conviene recordar, como constatación sociológica, los avatares conceptuales de las telecomunicaciones, la informática, las comunicaciones y la información.
En la época de los setenta se hablaba de convergencia entre telecomunicaciones e informática, resultando la contracción telescópica de telemática(el inventor del termino fue Arroyo en 1977, y posteriormente fue profusamente utilizado a partir del informe NoraMing). El primer lustro de los ochenta amplió el binomio telecomunicaciones‑informática al de la información‑tecnologías de o, más correctamente, para la Información (TI) (Lorente), dando así un carácter vicario e instrumental al hardware tecnológico frente al hecho más sustantivamente humano de la información ‑logos, inteligibilidad misma, además de conocimiento o «tecnoconocimiento»‑ (Giner, 1985, Lorente, 1985).
El segundo lustro de los ochenta ha visto cómo nuevas formas electrónicas de difundir información ‑los clásicos medios de comunicación social‑ entraban a formar parte de la telemática, acuñándose así la terminología de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) o, como gusta de llamarse en Fundesco, Hipersector de la Información, dándole así un marcado carácter económico al omnicomprehensivo hecho tecnológico de captar, transportar, difundir, almacenar y procesar información por medios electrónicos y fotónicos. La adición del sector de los medios de comunicación social, coherente en sí misma, ha aportado sin embargo una confusión semántica, pues comunicación se aplica ahora a ellos (sonido, imagen), mientras que telecomunicación parece aplicarse al transporte bidireccional de información en el diálogo persona‑persona (voz) o máquina‑máquina (datos, texto). Esta confusión semántica viene a añadirse a otra, aún no resuelta, relativa a la palabra misma «información», que es reclamada desde varios sectores con usos claramente distintos: ciencias de la información (periodismo), ingeniería de la telecomunicación (Shannon y Weaber en 1949), informática (similar, pero no idéntico al anterior), filosofía («logos») e incluso ciencia política (concepto aquí más afín con el de las ciencias de la información).
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