A través de las profundas transformaciones producidas en la información y en el consumo, y de las relaciones entre ambas, se plantean las vias para una información de calidad que genere consumidores libres.
El análisis del binomio “información” y “consumo” pasa por el estudio de las relaciones e interacciones que se establecen entre los dos términos y, sobre todo, entre los dos mundos que cada concepto encierra, lo cual obliga a que nos situemos en la nueva dinámica en la que han entrado los medios de comunicación convencionales.
Junto a los medios masivos están surgiendo los personales e incluso aquéllos cada vez derivan más hacia usos individuales. Hoy es preciso referirse ya a la escala mass‑media (medios de masas), group‑media (medios de grupos) y selfmedia (o de uso personal). Y además a la nueva dimensión que introducen los “news media”, o medios de noticias y datos distintos de los convencionales.
Es el cambio producido por la innovación técnica. Se trata de medios que tienden a la oferta de servicios informativos personales y, sobre todo, interactivos, los cuales permiten a los usuarios acudir en busca de información, en lugar de esperar a que les llegue. El consumidor de información tiene que dejar la pasividad que manifiesta frente a los medios convencionales y debe pasar a la actividad, a identificar la información que necesita y establecer estrategias para obtenerla. De este modo se está saltando de la información difundida a la información almacenada en espera de que los usuarios la soliciten, lo cual abre nuevas modalidades de consumo en general e informativo en particular.
Puede hablarse con toda propiedad de supermercado y de autoservicio informativos desde el hogar o desde la oficina. Esto es lo que ofrecen hoy día los bancos de datos, las redes de ordenadores personales con información almacenada e intercambiable, revistas y periódicos electrónicos, sistemas de videotexto, videodisco, televisión por cable interactiva, etc. Es decir, estamos ante un cambio cuantitativo y cualitativo en la configuración de los medios. Es un paso hacia el consumidor individual de información.
Otro cambio que es preciso considerar, también provocado por la innovación técnica, es el de la ampliación de los ámbitos de acceso a la información de consumo. No se trata ya sólo de información generada en el propio país, sino en cualquier otra parte del mundo. Las redes de difusión han cambiado radicalmente. El consumidor consciente tiene que saber que su campo de consumo y de análisis ya no es sólo el medio convencional, sino todas las modalidades de circulación y flujos informativos tanto locales y regionales, como nacionales y extranjeros.
Se modifica el escenario de la información y el del consumo. Cada vez somos más ciudadanos del mundo y, por tanto, consumidores de productos, servicios y mensajes procedentes de cualquier parte del globo. Los polos de control, tratamiento y manipulación han variado. Tendemos a vivir en una especie de sucursalismo de las grandes potencias informativas y de las redes distribuidoras internacionales de productos. Y esto en todos los órdenes. Los productos materiales, los servicios y los mensajes inmateriales se internacionalizan. La red de información y el análisis para el consumidor no puede quedarse en un sector reducido, sino conectar con estos núcleos. La satelización informativa del planeta es un reto para establecer nuevas formas de concienciación de los consumidores.
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