El rapidísimo cambio que se está operando en las telecomunicaciones mundiales, alentado tanto por las crecientes capacidades tecnológicas como por la voluntad de liberalizar hasta sus últimas consecuencias un sector tradicionalmente regulado, haría pensar que las pequeñas y medianas empresas poco tendrán que hacer en un ambiente de masas críticas inaccesibles y de renovación de estrategias casi permanente. Pero paradójicamente son esas cambiantes circunstancias las que van a posibilitar que las pymes exploten al máximo las ventajas que les confiere tanto su dimensión como su agilidad y facilidad de adaptación a los retos que ahora se entrevén.
Y es que por si no fuesen pocas las virtudes de flexibilidad e iniciativa que caracterizan a estas unidades empresariales, las políticas de telecomunicaciones y regional de la Comunidad Europea, los nuevos ordenamientos legislativos y la creciente disponibilidad de redes multipropósito les abren continuamente nuevas oportunidades de negocio. Tanto desde una perspectiva de nuevos usuarios como desde la no impensable posibilidad de convertirse en agentes activos de este dinámico y plural sector que damos en llamar como telecomunicaciones.
Tales oportunidades se afianzan a medida que se van perfilando factores institucionales, como son la aplicación del Acta única y la consecución del Mercado Interior europeo. Y se van aplicando en tanto que desde la desregulación de redes y servicios, las nuevas ofertas de los mismos y los incentivos regionales para el desarrollo de recursos endógenos, es posible ver cómo se acelera la terciarización económica. o cómo se irán, poco a poco, homogeneizando los diversos tejidos empresariales involucrados en la construcción del Gran mercado europeo, aunque sólo sea porque todos aceptan que las empresas, para sobrevivir, tienen que asumir el doble reto de la innovación tecnológica y el marketing, para abordar con éxito unos mercados cada día más competidos. Y para los cuales no cabe otra táctica que transformar los costes de las telecomunicaciones en inversión productiva en un factor estratégico sin el cual no será posible acercarse al cliente con la rapidez y la transparencia precisas.
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