En diez años, el panorama de la prensa diaria catalana se ha transformado profundamente. La reconversión tecnológica ha sido sólo uno de los factores de una serie de sorprendentes desenlaces empresariales.
En un texto de referencia obligada sobre la situación tecnológica de la prensa barcelonesa realizado hace diez años (1), sus autores‑Carlos Pérez de Rozas, actual director de Arte de “La Vanguardia”, y Xavier Batalla, hoy corresponsal volante de ese mismo periódico‑ ponían como un posible ejemplo de modernización de la maqueta ‑en un contexto de sustitución del plomo y la tipografía por la fotocomposición y el offset‑ al “Diario de Barcelona”, mientras que situaban al Grupo Mundo ‑el primer grupo editor de prensa diaria barcelonés en disponer de composición fría e impresión en offset‑ y al “Noticiero Universal” ‑“las instalaciones más modernas de la prensa barcelonesa” con un flamante sistema de composición “on line” mediante OCR y computadores‑ en cabeza de la reconversión técnica. Por contra, “La Vanguardia” aparecía en el furgón de cola del proceso de modernización, empleando todavía en 1979 ‑como lo vino haciendo en solitario hasta 1983‑ el plomo y la tipografía para buena parte de su composición e impresión.
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