Usuario :
 Clave : 
    
 
 
Telos / Número 18
 La prensa nacional británica. Un “modelo” para el análisis
Macu Álvarez 
 El caso británico resulta altamente significativo de la reconversión tecnológica en la prensa dia­ria. Por sus actores, objetivos, fases y resultados, se constituye en un “modelo” para el análisis. La denominada nueva tecnolo­gía aplicable a la prensa llegó al Reino Unido coincidiendo con una falta crónica de bene­ficios. La industria periodística estaba caracterizada por un adverso “cash‑flow”, altos cos­tes de producción y un bajo desarrollo poten­cial debido a la saturación del mercado y a los efectos de la recesión económica (1). Un mani­fiesto pesimismo se desprendía de todos los in­formes y estudios que intentaban analizar la si­tuación (2). Por ello, en 1977 se constituyó una Comisión Real ‑la tercera desde la Segunda Guerra Mundial‑ para someter a un profundo chequeo la industria periodística, con el objeti­vo de buscar o apuntar posibles soluciones. Calificada de “crítica” la situación financiera (3), la Comisión Real recomendaba reducir cos­tos. El medio para conseguirlo, asegurando al mismo tiempo una mayor productividad, se ce­ñía a reducciones en la mano de obra con la in­troducción de la nueva tecnología. La experien­cia americana servía de ejemplo motivador. Así la denominada “nueva tecnología” ‑en cuyo corazón se puede situar el micro‑chip‑ apare­cía como la única esperanza posible para res­catar a la empresa periodística de su crisis. Una industria como la prensa nacional británi­ca, valorada en más de un billón de libras es­terlinas y cuyo principal producto es vender in­formación y publicidad quince millones de ve­ces al día, no podía ser contemplada como una industria en declive con períodos de contrac­ción y crisis. El análisis se planteó no como una cuestión de ingresos, sino de costos y, en este sentido, la experiencia americana exportaba promesas que convertían al Tío Sam en algo real y al al­cance de la mano. Se hablaba de reducciones de mano de obra en más de un 50 por ciento, afectando a los de­partamentos de composición. Estas reducciones podrían propagarse hasta otras áreas producti­vas, consiguiendo un 30 por ciento de ahorro en salarios sin imponer un “irrazonable” ritmo de producción (ver Interim Report, 1976). Al mismo tiempo, los análisis sobre la indus­tria periodística británica, especialmente la de alcance nacional, hacían hincapié en “la gene­rosidad de sus niveles de empleo y los altos sa­larios que se habían aplicado a sus trabajado­res” (Royal Commission, 1977: 42‑43). Todo parecía estar justificado de cara a con­siderar la reconversión tecnológica como un paso urgente a dar. Y, de la misma manera que los más importantes editores australianos conso­lidaron la aplicación de la nueva tecnología en sus empresas en 1977, sólo tres años después de que el New York Typographical Union acor­dase la introducción de la composición electrónica en agosto de 1974, en el Reino Unido se soñaba con el momento de su implementación.
 
Diseño y desarrollo por: SPL Sistemas de Información
  Copyright 2003 Quaderns Digitals Todos los derechos reservados ISSN 1575-9393
  INHASOFT Sistemas Informáticos S.L. Joaquin Rodrigo 3 FAURA VALENCIA tel 962601337