Las actividades de la AHCIET, los estudios de Fundesco, las investigaciones realizadas en general desde los años setenta, y las mismas prioridades señaladas por los gobiernos prueban la importancia del impacto de las telecomunicaciones sobre el desarrollo económico.
Durante los días 9, 10 y 11 del pasado mes de noviembre se celebró en la ciudad de Guatemala la VII Asamblea General de la Asociación Hispanoamericana de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones (AHCIET), asociación impulsada por Telefónica, a la cual pertenecen la totalidad de países de habla hispana, incluyendo el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. La inauguración de las jornadas de trabajo fue hecha por el Presidente de Guatemala, Marco Vinicio Cerezo Arévalo, quien literalmente deslumbró a los más de 70 participantes en la asamblea con un discurso breve, conciso, magistral en su forma y de una sorprendente claridad de ideas en cuanto a la importancia de las telecomunicaciones para el desarrollo económico de los países, tanto los desarrollados como los en vía de desarrollo. El máximo dirigente guatemalteco, que forma parte de una nueva raza de políticos hispanoamericanos, jóvenes, bien preparados, democráticos y de ideas avanzadas ‑entre los cuales el costarricense Óscar Arias constituye todo un arquetipo‑, explicó increíblemente bien las razones de su presencia en el acto, su interés por AHCIET y por sus actividades, el lugar prioritario que él asignaba a las inversiones en infraestructura de telecomunicaciones y el impacto socioeconómico que él pensaba tenían dichas inversiones.
Los representantes de Fundesco en la asamblea escuchamos con enorme satisfacción las palabras del presidente Cerezo y recordamos que poco más de cinco años antes habíamos iniciado en nuestra institución un proceso serio y sólido de estudio, reflexión y aplicación sobre las telecomunicaciones y su importancia para el desarrollo, tema al que el mandatario de Guatemala tan clara y específicamente se refería. En el plazo relativamente breve de cinco años hemos podido comprobar, por el acontecimiento que comentamos y por muchos otros, que las telecomunicaciones han pasado de ser un sector perdido en la lista de prioridades de los países, a ocupar uno de los primeros lugares en dicha lista y a constituir, junto con los servicios de información y los cercanos, y cada vez más integrados, medios audiovisuales de comunicación de masas, una de las áreas principales de crecimiento y evolución de los países. En ese período de tiempo, además, se ha avanzado enormemente en lo relativo a la teoría explicativa y a las leyes que rigen las interrelaciones entre comunicaciones y economía, la cuales, frente a lo que se pueda pensar, eran casi inexistentes hace solo diez o doce años y bastante oscuras al principio del período de cinco al que hacemos referencia aquí. Este mayor conocimiento de los hechos y de las leyes influye decididamente en la política y en las ideas que los políticos utilizan para dirigir sus sociedades, resultando evidente que la labor de análisis a la que las telecomunicaciones fueron sometidas por parte de economistas, sociólogos, ingenieros y otros profesionales, a partir de los primeros años 70, ha dado el resultado positivo que cabría esperar.
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