Las revistas femeninas trabajan sobre estereotipos de la mujer y contribuyen a conformar la realidad femenina. Realizan así una función eminentemente reproductiva, una puesta al día de un orden instituido y permanente.
El presente artículo pretende llamar la atención sobre el hecho de que las revistas femeninas, entendidas como factores de reproducción social, convierten en sus mensajes a las protagonistas de turno en "modelos" de lo femenino, realizando con ello una presentación del mundo que se plantea en los términos de la existencia de una oposición polar entre la acción pública y privada, resolviendo este antagonismo con una adjudicación en función del sexo. Se describe, pues, un panorama de segregación sexual, enmarcado en el contexto de Una imagen arquetípica sometida a los condicionamientos tradicionales y configurada con los rasgos de una caracterización uniforme o estereotipo.
Hay que partir de la premisa teórica de que la actividad de los medios se califica como una actividad de control social, en la medida en que la producción y el consumo de información a través de dichos medios afecta a la interpretación que los sujetos hacen a propósito de la realidad.
Los autores funcionalistas (1) suelen destacar ciertas consecuencias derivadas de la existencia de los procesos de comunicación de masas en la sociedad actual. Esta interpretación de los efectos de la comunicación está hoy día olvidada en la medida en que, en la actualidad, se reconoce a los Medios, y para ser más exactos a las Instituciones informativas que los controlan, una tarea relacionada con los sistemas de conocimiento.
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