Las redes digitales de servicios integrados (ISDN) han hecho atractivo, desde un punto de vista económico, fusionar servicios de comunicación en nuevos sistemas de alta capacidad. Las ISDN, que incluyen la comunicación hablada, de datos y eventualmente por vídeo, harán posible unificar y quizá suplantar los complejos institucionales múltiples, a menudo independientes, asociados a estos sistemas de transmisión de mensajes más limitados. Esta integración de servicios generará inestabilidad para toda la industria de la información: mercados por conquistar sin parangón y enormes amenazas para los otrora seguros negocios. Esta es la razón por la que ya se están produciendo conflictos sobre el diseño y control de las ISDN, la nueva etapa de la evolución de una red de telecomunicaciones mundial.
Los principales proveedores de telecomunicaciones e información han empezado ya a dedicar importantes esfuerzos a estas nuevas redes digitales. Por ejemplo AM ha publicado anuncios de su proyectada serie de “servicios universales de información” resultantes de las capacidades ISDN de su conmutador digital Número 5 (1). Tanto las empresas privadas de telecomunicación como los sistemas de correos, telégrafos y teléfonos suelen intentar usar su control sobre las redes telefónicas nacionales para pasar a suministrar, a través de ISDN multifuncionales, multitud de servicios de información. Con ello podrían incrementar su a menudo inseguro control de los mercados de las telecomunicaciones en un mercado cada vez más impredecible y libre. Las ISDN también han hecho resurgir la gran ambición, a veces en hibernación, de las empresas de telecomunicaciones: la unificación del sistema de comunicación punto a punto y de los otros medios electrónicos bajo su dirección y control.
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