La edición y distribución de información por medios electrónicos, se está convirtiendo en un gran sector económico en acelerado crecimiento. En España sin embargo, la situación no parece muy optimista en este terreno. Y se advierte una repetición de errores ya subsanados en la experiencia internacional.
A comienzos de los años setenta surge un nuevo sector industrial conocido como la “industria del conocimiento'' o “de la materia gris” que se caracteriza por la edición, difusión y distribución de información por medios electrónicos. En castellano la expresión “edición electrónica” puede identificarse con la automatización de las tareas de impresión y puesta a punto de una publicación impresa, con la automatización de los viejos talleres de prensa. Sin embargo, este concepto va mucho más allá y abarca todo el proceso global, partiendo de la creación de nuevos productos informativos, de contenido diferente a los impresos, y que se elabora y distribuye a través de métodos basados en nuevas tecnologías. Aunque este mercado se dedica de momento a la producción y distribución de bases de datos, no se limita exclusivamente a esta actividad.
En España los primeros pasos en esta industria empiezan a darse a finales de los años setenta. En la actualidad, aunque existan cincuenta y cinco bases de datos censadas, todavía no hay mucha información a la que se pueda acceder directamente con el ordenador, el módem y el teléfono.
A pesar de las reiteradas afirmaciones por parte de la Administración sobre la importancia de la industria de la información y el papel que España puede jugar, en el plano internacional, en el desarrollo de bases de datos, poco se ha hecho en este sentido. Sobre todo si analizamos la rapidez con que está creciendo y evolucionando esta industria fuera de nuestras fronteras.
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