La fiebre de los portales ha traído consigo una especie de fascinación por el valor posicional de una oferta en la pantalla. En otras palabras, disponer de un pedacito de pantalla en Amazon, qué mejor ejemplo, vale, nos dicen, mucho dinero. De hecho, el negocio de Internet se nos aparece, hoy por hoy, como meramente especulativo: los lugares que tienen más visitas, los atractores informacionales, son los caballos ganadores. Quien quiera ganar algo en Internet tiene que simbiotizarse con los portales.
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