La idea central de la discusión entre la elección de una metodología determinada sería, más que una posición de verificación de hipótesis predefinidas, la descripción de los hechos como un problema abierto. Si se selecciona una metodología a utilizar (entre cualitativa y cuantitativa) cuando ni siquiera se ha planteado un problema a investigar, entonces ni siquiera se tiene claro para qué se investiga. Esto es así porque, desde la forma de plantear la pregunta inicial —si se realiza el proceso de manera reflexiva— se va orientando y delimitando la metodología más adecuada para "responderla". Esto que parece tan lógico y fácil resulta difícil en la práctica.
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