Dos de los rasgos más evidentes de las estrategias cognitivas (o, en términos generales, de los denominados programas de desarrollo cognitivo) radican en que, por un lado, se trata de propuestas que han tenido una gran difusión en los diferentes niveles de nuestro sistema escolar —y, por tanto, en la actualidad son relativamente asequibles para los profesores— y por otro lado, dada su diversidad de planteamientos, enfoques y propósitos, es un tema abierto a la reflexión y al debate.
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