Plantear el tema de la evaluación nos sitúa ante una problemática compleja ya que nos acerca a dimensiones no meramente técnicas; sino afectivas, organizadoras, ideológicas... Esta comunicación presenta el tema en forma de paradojas, permitiendo, de este modo, subrayar la complejidad de un fenómeno que frecuentemente se simplifica.
Los problemas y contradicciones que reflejan las paradojas no suponen una descalificación de los profesionales que trabajan en la Universidad. El autor pretende llamar la atención sobre las paradójicas situaciones que se generan en una práctica institucional que presta escasa atención a las dimensiones didácticas del proceso de enseñanza y aprendizaje.
La propuesta para afrontar la problemática consiste, en primer lugar, en plantearlas, aunque de ello se derive más inquietud que tranquilidad. En segundo lugar, desarrollar procesos de diálogo con los alumnos, principales implicados en un proceso que frecuentemente condiciona su trabajo, su forma de estudiar y sus relaciones con los profesores y con la institución. En tercer lugar, revisar de forma personal si estas paradojas están presentes en la práctica profesional y abordar procesos de transformación y de mejora. En cuarto lugar, plantear de forma colegiada cómo hacer de la evaluación un proceso de cambio para los profesores. Y por último, poner en marcha procesos de investigación sobre la práctica que conduzcan e informes escritos que puedan difundirse, y promover plataformas de debate y de transformación.
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