El presente artículo trata de la necesidad del componente educativo en la enseñanza universitaria. En la primera parte, se habla acerca de quienes no ven esta necesidad. En la segunda parte, se argumenta que la inmadurez del sujeto humano requiere atención educativa en todas las fases de su existencia y que las funciones de la Universidad exigen aceptar medidas educativas incluidas en la propia impartición de los contenidos programáticos. La tercera parte del artículo añade un nuevo matiz: no es suficiente con proclamar que el profesor universitario ha de ser educador, sino que se requiere el uso de una metodología coherente con dicha afirmación para garantizar la consecución de un profesor universitario que enfoque su enseñanza con sentido educativo y no sólo instructivo
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