Tradicionalmente la escuela ha venido parcelando las distintas materias que componen el currículo escolar para permitir a los alumnos acceder de una manera estructurada a los conocimientos científicos, igualmente parcelados en distintas disciplinas, lo que debería dotarles de una buena comprensión de su realidad. Como esto no era así hemos venido asistiendo, sobre todo a partir de Décroly, a un intento progresivo por romper los rígidos esquemas escolares de una enseñanza dividida en asignaturas carentes de sentido por sí mismas y con una nula o escasa relación entre ellas.
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