A partir de los datos que proporciona un amplio estudio de libros de texto de ESO, se constata la escasa presencia de mujeres en los mismos así como la presencia de estereotipos sexistas, que se evidencia en dos aspectos sustanciales: Por una parte, en la combinación que resulta de utilizar de modo abusivo el masculino genérico, como pretendidamente inclusor, con la escasa presencia de personajes femeninos, sobre todo aquellos personajes singulares identificados por su nombre propio. Por otra, y de modo más sutil pero con mayor contenido sexista, en la definición social de los personajes.
Por su contenido y función, los libros de texto son portadores de modelos sociales porque contienen visiones del mundo, de la sociedad, de los diferentes grupos sociales dentro de ella, del mundo del ocio y del trabajo, de los papeles adecuados que representan diversos grupos en función de su género, su edad, su raza, su cultura...; en definitiva, ofrecen una visión de cómo son y deben ser las cosas, quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde debemos ‑o podemos‑ caminar. Y todo ello a través de una selección de conocimiento que recaba para sí toda la legitimidad social y científica, ya que se muestra como la representación global y unitaria de la realidad social y natural, tal como hemos llegado a conocerla.
¿En qué medida, los libros de texto que las y los estudiantes de primer ciclo de ESO están utilizando en Andalucía (1), constituyen materiales adecuados para ayudarles a construir imágenes criticas y amplias del mundo en el que viven y de sus posibilidades de futuro? ¿Con qué modelos de hombres y de mujeres se encuentran en esa representación del pasado y del futuro que los textos les ofrecen? ¿Se habla de las mujeres en tales textos? ¿De qué mujeres, en qué ámbitos de la realidad aparecen y cuáles son sus características? Estas son algunas de las preguntas a las que trataré de dar respuesta
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