Aunque en las actuales sociedades postmodernas la imagen tiene la excelencia frente a los otros medios de comunicación, no podemos pasar por alto que la lectura y la escritura aún conservan una importante función social y cultural en nuestro entorno vital: La lectura y la escritura son herramientas básicas e imprescindibles para desenvolverse autónoma y críticamente en la vida pública, sin olvidar, además, que la escritura funciona como un medio estructurado para generar conocimiento y como medio para construir el pensamiento lógico. Lo que, sin duda, confiere al aprendizaje de la lectura y la escritura una dimensión social, cultural y política fundamental para que el alumnado a través de la escolarización llegue a dominar las estrategias propias de la comunicación escrita, aspecto básico para que la educación estimule la afirmación de las posibilidades del sujeto y el futuro desarrollo de la ciudadanía. Una vez reconocida la relevancia de la cultura alfabetizada en la sociedad actual corresponde a la escuela asegurar la socialización y la alfabetización que garanticen el fomento y el desarrollo de un pensamiento crítico, autónomo, solidario y democrático entre las jóvenes generaciones. Para ello es imprescindible que su aprendizaje no quede limitado sólo a los primeros cursos de escolaridad, sino que sea preocupación común de toda la escolaridad obligatoria puesto que este aprendizaje continúa a lo largo de toda la vida.
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