Cuando la escritura se convierte en instrumento y medio de comunicación pasa por distintas fases de consolidación. Su interpretación no es una tarea fácil. Toñi, durante años recopila “las chispas” para que perdure en el tiempo. Así nace un trabajo referido al aprendizaje de la escritura manuscrita, que es la que se hace generalmente en las escuelas y se ha hecho en la familia hasta la llegada de los ordenadores.
El aprendizaje de la escritura se manifiesta como un largo camino vinculado a la necesidad y a la capacidad de expresión de las personas. Desde el momento de su iniciación hasta el final de la existencia, hay un proceso en continuo cambio y evolución. Las personas que estamos en contacto con el nacimiento de su uso en los niños, asistimos maravilladas a sus primeros trazos y a sus intentos y logros de codificación, mediante los cuales van manifestando sus conocimientos y concepciones del sistema de escritura.
La escritura, como todo objeto cultural, se desarrolla en presencia de modelos escritos adecuados. Las niñas y niños pequeños tienden a reproducir actividades de escritura cuando las ven en los mayores y cuando observan los caracteres gráficos que están contenidos en los libros que manejan, y que otras personas les leen, frecuentemente, durante la niñez. Estas escrituras se refuerzan más tarde (o se inician, si no han aparecido todavía) cuando llegan a la escuela y se encuentran con profesionales dedicados a su enseñanza, que tienen como uno de sus cometidos fundamentales la estimulación del proceso escrito en el que se encuentran sus alumnos.
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