El concepto de “enseñanza como proceso de investigación” y, asociado a él, la idea del “profesor como investigador”, nos remite a un universo de significados que emergen en nuestro propio contexto en la última década, y que se sustentan en la idea o principio de considerar la enseñanza como actividad de carácter práctico y reflexivo frente a la identificación de la enseñanza como actividad técnica o, en su caso, derivación técnica de una teoría prescriptiva. No voy a entrar en este artículo en el análisis y crítica de lo que he denominado una perspectiva técnica de la enseñanza, lo he hecho en otros trabajos y otros colegas también lo han hecho en otras ocasiones desde diferentes frentes de análisis (Álvarez, J. M.: 1981; Angulo: 1994; Pérez Gómez: 1992); en este caso creo que sería mucho más interesante el dedicar el espacio reservado para este trabajo, a elaborar un marco que ofrezca sentido a la perspectiva que entiende la enseñanza como proceso de investigación.
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